Y Alicáncano. Y Humo, voluta roja.

jueves, 30 de marzo de 2006

Don Juan Bernier (I)

1966. O 1967.

Era verano, y en clase, a las cuatro de la tarde, el sopor tiranizaba los pupitres; La luminosidad del aula era un insulto al sentido común y los chavales no se movían para no despertar incómodos sudores.

Alguno dormitaba. La mayoría, sin embargo, escuchaba embelesada las historias de Don Juan. Tenía el maestro, esa rara habilidad de atraer la atención de los chiquillos con historias fantásticas, llenas de trilobites, rabihorcados, guepardos, ballenas en Sierra Morena, y antepasados tartésicos, cartagineses, romanos, godos, vándalos, árabes, navegantes intrépidos, conquistadores audaces y jornaleros del campo que aprendían a leer cuando acababan la siega, a la sombra de una encina.

Aprender como la sierra ¡Y todo el valle del Guadalquivir! ¡El río grande de los árabes! ¡El Betis romano! fue mar en un tiempo, porque -a ver si no- se pueden encontrar estos magníficos fósiles junto al Guadiato, en plena Tras-sierra.

Don Juan, recostado en el sillón, desgranaba una relato tras otro, refrescando las mentes que el calor amodorraba. ¿Sabéis cual es el pájaro más rápido y hábil del mundo? ¿Sabéis que animal es capaz de alcanzar los ochenta kilómetros por hora? ¿Sabéis que en el Noroeste de África existió una gran civilización de la que apenas se tienen noticias? Claro que entonces el Sáhara aún no era un desierto,…

La Teoría de la Tectónica de Placas y la Deriva Continental aderezadas con leyendas de Tombuctú o Crónicas de Ategua. La Atlántida y la ruta de la plata desde Tartessos a las Casitérides, con el templo del rey Salomón y la reina de Saba.

Y Troya.

Las guerra púnicas y los pormenores sobre la dificultad de combatir o gobernar un elefante de guerra. Y puesto a narrar, la eficacia de las falanges griegas al mando de Alejandro Magno, que nombraba administradores de la India a sus capitanes, y ganó más batallas con la diplomacia que con las armas.

A veces, costaba trabajo abandonar la fantasía cuando sonaba el timbre, y regresábamos a casa con la cabeza llena de “pájaros”, a buscar el pan con chocolate de la merienda, que como siempre, se derretiría manchándonos dedos, labios, y si no tenías cuidado, hasta la camiseta.

8 comentarios:

Mar dijo...

No tuve ningún profesor k se llamara Don Juan,ni k explicara tan fantásticas historias, recuerdo no muy gratamente a Don Mariano(matemáticas) y a Don Tomás(lenguaje), los dos ekivocaron su vocación, el primero debería haber trabajado en una prisión, y el segundo en un sex-shop.
El profesor k mejor recuerdo me dejó y del k creo aprendí más fué profesora, en el instituto, Isabel, nos daba historia, y nos perdonaba k no recordáramos las fechas, o los nombres extraños, nos tenía k profundizar la idea, recordar los hechos y tomar conciencia.
Para merendar estaba de muerte el pan con la nata de la leche (de valería)y con mucho azucar....y el pan con vino, jejejejejeje....

Anónimo dijo...

Que suerte tuviste, yo al que recuerdo con más cariño era a Jose Antonio Adell, de educación física. Se implicó mucho con el deporte en el pueblo. Corría maratones, también colaboraba en La voz de La Litera y en un portal de humanidades. Desconozco si en alguna más, cosa que no me extrañaría, hace tiempo que no sé nada de él.
Un beso, Helena.

Susana dijo...

Uff las cuatro de la tarde, verano cordobes y chocolate...como pa q no te llegara a la camiseta jaja yo recuerdo siempre a Doña Pilar y Doña Lucia, cualquiera no les decia doñas jaja eran profesoras de frances y lengua respectivamente,la segunda me enseño amar la literatura y a leer y releer las cosas para sacarles todo el jugo, un besote, paisano

Anónimo dijo...

¿Por qué me encierran con siete candados, ¿es que no saben que yo soy la llave?

Por la liberación de la cultura.
Mis bikos favoritos...

Anónimo dijo...

Con mis casi dieciocho años y yo sin una memoria y recuerdos tan frescos como los tuyos.

Eso es obra de una persona de fina sensibilidad .

Anónimo dijo...

hola...!!!
servidor mío

zaperu dijo...

Recordar no tiene porqué ser una mala cosa. Después de todo la vida es una acumulación de recuerdos, el aprendizaje está directamente relacionado con la memoria.

Todos hemos tenido profesores/as que merecían la carcel y otros que merecian un beso. La educación de un ser humano como nosotros no termina con el timbre de salida de su último día de clase; continúa durante toda la vida y en ese trabajo empleamos las variadas herramientas que nos ha proporcionado el paso, más o menos prolongado, por las aulas.

Unknown dijo...

Hello m i querida Equilicua.. no se que me gustomás, si tus hermosos comentarios,que vienen con hermosas poesias. o que hayas vuelto a escribir...!!!
Y bueno es grato recordar nuestro profesores y mas si son como Don Juan.. y nos dejan recuerdos que nunca olvidaremos y a los que les debemos gratitud...
yo al que mas recuerdo es a un profesor de Filosofia.. que hay Dios mio.. me dejo pensando toda la vida..
saludos cuanticos y gracias por todo..
un abrazo..

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