Divirtámonos, estupendas mamás.
Costó, pero lo conseguimos. La idea era dedicar una noche a cenar y salir un poco. Sin niños, sólo papás y mamás. Os juro que la propaganda asociada al día de la mujer trabajadora no tuvo nada que ver. Los hechos tuvieron lugar hace una quincena larga de días.
Las tramas, maniobras, deliberaciones y demás preparatorios conspirativos duraron casi un par de meses. Dieron resultado satisfactorio en dos terceras partes del plan primigenio, e insistiremos sigilosa pero firmemente hasta coronar la proeza.
A esta primera cena sólo pudimos asistir dos parejas. Tuvimos el valor de "desatender" a un total de ocho personitas y un abuelo durante unas horas. ¡Batiremos records!
Nos pusimos de jamón hasta los ojos, nos bebimos dos botellas de tinto caro (Y bueno), y nadie tuvo que ponerse luego a fregar platos. También comimos otras cosas, de esas que saben mejor en casa, y después del postre, más despistados que un saharaui en el polo, quisimos tomar un "combinado". Para rematar.
Aterrizamos en la plaza del pueblo, porque no era muy tarde, con idea de consumir rápido y volver pronto a casa. Entonces las mozas tuvieron la muy notable idea de pedir un "San Francisco". Y se lió, claro.
¡Que difícil es encontrar un camarero que recuerde como se preparan los dichosos "San Franciscos"!
Acudió en nuestra ayuda una pareja amiga que nos topamos por casualidad, y nos introdujo en un antro de perversión cuya existencia desconocíamos. Allí aliñaban los zumos con "cointreau", nuestra edad no desentonaba, y la música, alta, de hace más de 20 años, permitía disfrutar de las conversaciones. Un lujazo. Nos dieron las tres antes de recogernos.
Los retoños sobrevivieron, si bien el abuelo mostró su digusto ostensiblemente.
Si pudiéramos repetir, al menos una vez al mes, ... preferiblemente a primeros, je.
Que yo no sé si estas cosas forman parte de "lo que tiene importancia", o de "todo lo importante".
Costó, pero lo conseguimos. La idea era dedicar una noche a cenar y salir un poco. Sin niños, sólo papás y mamás. Os juro que la propaganda asociada al día de la mujer trabajadora no tuvo nada que ver. Los hechos tuvieron lugar hace una quincena larga de días.
Las tramas, maniobras, deliberaciones y demás preparatorios conspirativos duraron casi un par de meses. Dieron resultado satisfactorio en dos terceras partes del plan primigenio, e insistiremos sigilosa pero firmemente hasta coronar la proeza.
A esta primera cena sólo pudimos asistir dos parejas. Tuvimos el valor de "desatender" a un total de ocho personitas y un abuelo durante unas horas. ¡Batiremos records!
Nos pusimos de jamón hasta los ojos, nos bebimos dos botellas de tinto caro (Y bueno), y nadie tuvo que ponerse luego a fregar platos. También comimos otras cosas, de esas que saben mejor en casa, y después del postre, más despistados que un saharaui en el polo, quisimos tomar un "combinado". Para rematar.
Aterrizamos en la plaza del pueblo, porque no era muy tarde, con idea de consumir rápido y volver pronto a casa. Entonces las mozas tuvieron la muy notable idea de pedir un "San Francisco". Y se lió, claro.
¡Que difícil es encontrar un camarero que recuerde como se preparan los dichosos "San Franciscos"!
Acudió en nuestra ayuda una pareja amiga que nos topamos por casualidad, y nos introdujo en un antro de perversión cuya existencia desconocíamos. Allí aliñaban los zumos con "cointreau", nuestra edad no desentonaba, y la música, alta, de hace más de 20 años, permitía disfrutar de las conversaciones. Un lujazo. Nos dieron las tres antes de recogernos.
Los retoños sobrevivieron, si bien el abuelo mostró su digusto ostensiblemente.
Si pudiéramos repetir, al menos una vez al mes, ... preferiblemente a primeros, je.
Que yo no sé si estas cosas forman parte de "lo que tiene importancia", o de "todo lo importante".
1 comentario:
A mi me vas a contar que salgo casi todos los dias....ja ja ja ja pero ciertisimo todo lo que dices me suena como si fuera real total. Aprovechar sin tregua.
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