La mayoría de las personas que conozco son analfabetos funcionales, no saben usar mínimamente las herramientas informáticas.
Puede ser que, como dice mi padre, no les merezca la pena el esfuerzo, ya que no tienen ninguna intención de utilizarlas. Mi padre tiene 79 años.
Me cuenta mi señora esposa, que el otro día, en la clase de mi hijo de diez años, andaba su señor maestro peleando con su güindos atascado, que no le iba ni para atrás ni para adelante el puñetero. En esto llama al chaval, al que suele suspender a menudo en matemáticas, pero que es muy despierto en aquestos y esotros menesteres, para que le ayude a salir del lance. El muchacho, ni corto ni perezoso, con cierto desparpajo, le pulsa las teclas control+alt+supr y finaliza tarea, seguidamente se va a su sitio.
Imaginar la cara de mi hijo camino de su pupitre es una gozada, imaginar la de su engolado preceptor no tiene precio.
En todo caso es una historia muy triste, ni siquiera el orgullo paternal del que la cuenta, ni que la gran mayoría del cuerpo docente también sea analfabeto funcional, eximen en modo alguno la ignorancia de quien dedica su vida laboral a enseñar. Han tenido tiempo de sobra de ponerse al día y ahora los alumnos les dan sopas con ondas.
Es una pena que no enseñen a nuestros hijos con el diccionario a mano, que tengan miedo a enseñar matemáticas con una hoja de cálculo, miedo a enseñar a escribir usando el corrector ortográfico, miedo a la enciclopedia esa que hizo fracasar encarta y larousse, porque es libre y está viva, y que tenga tantas lagunas en español porque los maestros no saben escribir en ella, con todo lo que pueden aportar.
De mi trabajo mejor no hablar, no solo tengo que luchar diariamente contra al creencia generalizada de que soy "el informático", sino también contra la infravaloración que aplican a todo lo que desconocen. Están consiguiendo que no dé soporte a nadie, especialmente a los ilusos de libre designación.
Conozco muy pocos políticos, y todos son analfabetos funcionales. Seguro que los habrá que se manejen, pero me da que la gran mayoría están pez. Y como en el trabajo, la ignorancia conlleva desprecio o satanización. O peor, a confiar plenamente en carísimos informes pagados (Y por tanto interesados), que por lo que cuestan deben ser buenísimos.
Así nos va, con una ministra sgaera, a los pies de la todopoderosa timofónica y de la mano de mocosof.
Atrás quedaron algunas buenas ideas malogradas porque al personal no le salió, de donde sale la real gana, ponerse un poco al día. Le voy a decir a mi hijo que, la próxima vez que el maestro necesite sus servicios, solicite a cambio el aprobado en cualquiera de las asignaturas que suspende. Yo por mi parte me voy a descojonar cada vez que algún político me pida el voto para las próximas elecciones.
Que os den,... cursillos.
3 comentarios:
Jajaa que gracia me ha hecho este post , especialmente por que me hubiera gustado ver la cara del maestro de tu hijo, se ve que es cierto aquello de que al final el alumno supera al maestro ;)
Salud/os
Muy entretenido el post.
Sólo una cosilla, sin ánimo de revancha ni nada... en clase no suelo tener que pedir ayuda por estos temas (soy un friki de todos lo cacharros electrónicos, y amigo de mis alumnos en tuenti y facebook)Pero noto que en la eso, más del 60% de los alumnos están muy verdes. Como bien comentabas, un señor de 70 años no es analfabeto digital ¿para qué? Tal vez ese maestro no le afecte mucho el suyo. Pero para este porcentaje de alumnos jovencitos que no manejan las nuenvas tecnologías se les levantará un muro que los quedará fuera de juego.
TEngo material al respecto en www.alfonsovazquez.com>publicaciones
Espineli muy buena a ver si vienes
por aqui. Javier
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